Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
[20 de noviembre de 2022]
Este domingo vivimos un acontecimiento muy significativo para la diócesis ya que nos congregamos como Pueblo de Dios en el Santuario de Loreto para celebrar a los Santos Mártires de las Misiones. Como cada año, vivimos esta peregrinación contagiados de la alegría de nuestros jóvenes y con la presencia de tantas familias. Son miles los que acuden a pie, en bicicletas, colectivos, autos y motos… Es una verdadera expresión de la fe de nuestro pueblo. Agradezco a los medios de comunicación que hacen presente el acontecimiento de Loreto en la Provincia. Este año, con la gracia de la presencia del Nuncio Apostólico en la Argentina, Monseñor Mirosław Adamczyk, que nos trae la cercanía espiritual del Papa Francisco. Quiero agradecer especialmente a los sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas, que acompañan a las comunidades. En ellos encontramos verdaderos animadores de nuestra evangelización. Todo esto nos señala buenos augurios, para introducirnos en la cotidianidad de la evangelización del discipulado y la misión.
En Loreto manifestamos que queremos ser los evangelizadores de este tiempo, con una fe encendida en el compromiso de una Iglesia que quiere amar y ponerlo a Jesucristo, Rey del Universo en el centro de nuestra historia en Misiones y en nuestra Patria. Queremos manifestar también que estamos dispuestos a avanzar en la conversión pastoral y renovación misionera de nuestros agentes pastorales y estructuras de nuestras comunidades.
En la casa de Nuestra Madre de Loreto realizamos este momento único en el año donde como Pueblo de Dios en nuestra Diócesis de Posadas, llevamos nuestro agradecimiento a Dios por su presencia de tantas maneras en la tarea evangelizadora que Él nos encomendó.
También llevamos nuestros dolores, peticiones, inquietudes y sufrimientos. Todo lo ponemos a los pies de Nuestra Madre de Loreto y bajo la intercesión de nuestros mártires de las misiones. En ellos vemos ejemplos de entrega que nos permiten decir en el hoy de nuestra historia que nosotros, como ellos, queremos también ser testigos, discípulos y misioneros en esta porción de la Iglesia en nuestra provincia de Misiones.
Subrayo que este domingo celebramos a «Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo», y desde el próximo domingo empezaremos a prepararnos para celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús y lo haremos durante varias semanas en el llamado tiempo de Adviento. Esta celebración de «Cristo Rey» puede confundir a varios, asociando esta denominación con un mero poder temporal o bien la fastuosidad de algunos reyes contemporáneos. Tampoco en la época de Jesús entendían demasiado qué tipo de reinado tenía Jesús y cómo era su Reino. Porque «verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo (cf. Jn 18,36); pero justamente es aquí —nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura—, donde encontramos la redención y el perdón (cf. Col 1,13-14). Porque la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas» (Papa Francisco, Homilía 20.11.2016)
No es fácil captar el núcleo del cristianismo. La pequeñez, como camino a la grandeza del espíritu, el tener alma de pobre, para pertenecer al Reino, el morir para vivir en la condición de Hijos de Dios y acceder a la vida eterna. Esto exige la fe para comprenderlo y dicha comprensión se hace más difícil en un contexto muchas veces plagado de propuestas excesivamente materialistas y sin valores, donde la verdad se desdibuja por el individualismo y el relativismo, sin percibir que sin algunos valores como la vida, la solidaridad y la familia, será muy difícil generar un tiempo mejor. ¿Es posible tener esperanza y creer que podremos construir una cultura con valores? No dudamos en responder que sí, que es posible. La gracia de Dios obra en todos lados, donde quiere, y esto lo demuestra el testimonio de tantos hermanos y hermanas del pasado y del presente.
Nuestro tiempo necesita que los cristianos podamos tener simplicidad de corazón para comprender y anunciar este Reino de Jesús el reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.
«La pequeñez como camino del Reino»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
[20 de noviembre de 2022]
Este domingo vivimos un acontecimiento muy significativo para la diócesis ya que nos congregamos como Pueblo de Dios en el Santuario de Loreto para celebrar a los Santos Mártires de las Misiones. Como cada año, vivimos esta peregrinación contagiados de la alegría de nuestros jóvenes y con la presencia de tantas familias. Son miles los que acuden a pie, en bicicletas, colectivos, autos y motos… Es una verdadera expresión de la fe de nuestro pueblo. Agradezco a los medios de comunicación que hacen presente el acontecimiento de Loreto en la Provincia. Este año, con la gracia de la presencia del Nuncio Apostólico en la Argentina, Monseñor Mirosław Adamczyk, que nos trae la cercanía espiritual del Papa Francisco. Quiero agradecer especialmente a los sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas, que acompañan a las comunidades. En ellos encontramos verdaderos animadores de nuestra evangelización. Todo esto nos señala buenos augurios, para introducirnos en la cotidianidad de la evangelización del discipulado y la misión.
En Loreto manifestamos que queremos ser los evangelizadores de este tiempo, con una fe encendida en el compromiso de una Iglesia que quiere amar y ponerlo a Jesucristo, Rey del Universo en el centro de nuestra historia en Misiones y en nuestra Patria. Queremos manifestar también que estamos dispuestos a avanzar en la conversión pastoral y renovación misionera de nuestros agentes pastorales y estructuras de nuestras comunidades.
En la casa de Nuestra Madre de Loreto realizamos este momento único en el año donde como Pueblo de Dios en nuestra Diócesis de Posadas, llevamos nuestro agradecimiento a Dios por su presencia de tantas maneras en la tarea evangelizadora que Él nos encomendó.
También llevamos nuestros dolores, peticiones, inquietudes y sufrimientos. Todo lo ponemos a los pies de Nuestra Madre de Loreto y bajo la intercesión de nuestros mártires de las misiones. En ellos vemos ejemplos de entrega que nos permiten decir en el hoy de nuestra historia que nosotros, como ellos, queremos también ser testigos, discípulos y misioneros en esta porción de la Iglesia en nuestra provincia de Misiones.
Subrayo que este domingo celebramos a «Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo», y desde el próximo domingo empezaremos a prepararnos para celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús y lo haremos durante varias semanas en el llamado tiempo de Adviento. Esta celebración de «Cristo Rey» puede confundir a varios, asociando esta denominación con un mero poder temporal o bien la fastuosidad de algunos reyes contemporáneos. Tampoco en la época de Jesús entendían demasiado qué tipo de reinado tenía Jesús y cómo era su Reino. Porque «verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo (cf. Jn 18,36); pero justamente es aquí —nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura—, donde encontramos la redención y el perdón (cf. Col 1,13-14). Porque la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas» (Papa Francisco, Homilía 20.11.2016)
No es fácil captar el núcleo del cristianismo. La pequeñez, como camino a la grandeza del espíritu, el tener alma de pobre, para pertenecer al Reino, el morir para vivir en la condición de Hijos de Dios y acceder a la vida eterna. Esto exige la fe para comprenderlo y dicha comprensión se hace más difícil en un contexto muchas veces plagado de propuestas excesivamente materialistas y sin valores, donde la verdad se desdibuja por el individualismo y el relativismo, sin percibir que sin algunos valores como la vida, la solidaridad y la familia, será muy difícil generar un tiempo mejor. ¿Es posible tener esperanza y creer que podremos construir una cultura con valores? No dudamos en responder que sí, que es posible. La gracia de Dios obra en todos lados, donde quiere, y esto lo demuestra el testimonio de tantos hermanos y hermanas del pasado y del presente.
Nuestro tiempo necesita que los cristianos podamos tener simplicidad de corazón para comprender y anunciar este Reino de Jesús el reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz.
Un saludo cercano y ¡hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
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