Las Peregrinaciones y la Liturgia - Obispado Posadas

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Las peregrinaciones y la liturgia

No tenemos dudas que, para nosotros, noviembre es un mes de gran alegría ya que en él celebramos a nuestros Santos Patronos: los Santos Mártires, Roque de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo; y por eso realizamos la peregrinación al Centro de Espiritualidad de nuestra diócesis, el Santuario de Nuestra Señora de Loreto. Por ello, en esta ocasión queremos invitarte a reflexionar un poco acerca del sentido que tienen las peregrinaciones en la liturgia.

El sentido de las peregrinaciones

Al hablar de peregrinación, es muy probable que se nos venga a la mente los 40 años que el Pueblo de Dios tuvo que experimentar en la travesía del desierto, en su Éxodo. Recordemos que el Pueblo estaba siendo oprimido por parte de los egipcios y Dios, al ver dicha opresión y escuchar su clamor (Ex 2, 23-25), decide liberarlo. Este pueblo peregrino necesitaba tener un verdadero encuentro con Dios para ser santificado, y Moisés decide conducirlo al lugar donde él se había encontrado con Dios, el Monte Sinaí. De la misma manera, toda nuestra vida es un camino hacia el santuario celeste; la misma Iglesia dice de sí que es “peregrina en este mundo”.

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia en el no 286, expresa: “La peregrinación es esencialmente un acto de culto: el peregrino camina hacia el santuario para ir al encuentro con Dios, para estar en su presencia tributándole el culto de su adoración y para abrirle su corazón. En el santuario, el peregrino realiza numerosos actos de culto, tanto de orden litúrgico como de piedad popular.


Su oración adquiere formas diversas: de alabanza y adoración al Señor por su bondad y santidad; de acción de gracias por los dones recibidos; de cumplimiento de un voto, al que se había obligado el peregrino ante el Señor; de imploración de las gracias necesarias para la vida; de petición de perdón por los pecados cometidos”.

La fiesta de nuestros santos patronos

Ahora, ¿qué es un Santo Patrono?, En pocas palabras no es más que un santo o beato que ha sido elegido como intercesor especial ante Dios para una persona, lugar, comunidad u organización en particular. Cada santo refleja de un modo especial algún aspecto de Jesús y prolonga el misterio de su encarnación. Cada santo aplicó el Evangelio de una manera particular por la acción del Espíritu Santo que modeló en él algo de Jesús. En su vida, leemos alguna página del Evangelio, no en papel y tinta, sino encarnada en esa historia personal.
Los Santos Mártires Roque, Alonso y Juan, son para nosotros ejemplos a seguir y merecedores de nuestra devoción, ya que ellos ardieron en celo apostólico para anunciar el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, en todas partes.
Es una buena ocasión para recordar y meditar palabras que Roque le escribía a su hermano Francisco, que nos habla acerca de su amor y trabajo por la evangelización: “Nosotros trabajamos por la justicia. Los indios necesitan estar libres de la esclavitud y de la dura servidumbre personal en la que ahora se encuentran. En justicia ellos están exentos de esto por ley natural, divina y humana”. San Roque fue un gran amante de la Virgen María. Con ella conquistaba corazones para Cristo. Por eso le llamaba “conquistadora”. Se cuenta que muchas veces con solo levantar el cuadro de la imagen de nuestra Señora, los guaraníes admiraban la belleza de María y sin pronunciar palabras se convertían.
Interpelados por estas palabras y sintiéndonos hijos espirituales de Roque, Alonso y Juan les invitamos a dejar todas nuestras intenciones en sus manos.