Desiderio Desideravi - Obispado Posadas

  • Home
  • Desiderio Desideravi

#Liturgia

Desiderio desideravi

Desiderio desideravi hoc Pascha manducare vobiscum, antequam patiar (Lc 22, 15)

Reflexión sobre la Carta Apostólica del Papa Francisco sobre la Liturgia

“Si hubiésemos llegado a Jerusalén después de Pentecostés y hubiéramos sentido el deseo no sólo de tener noticias sobre Jesús de Nazaret, sino de volver a encontrarnos con Él, no habríamos tenido otra posibilidad que buscar a los suyos para escuchar sus palabras y ver sus gestos, más vivos que nunca. No habríamos tenido otra posibilidad de un verdadero encuentro con Él sino en la comunidad que celebra. Por eso, la Iglesia siempre ha custodiado, como su tesoro más precioso, el mandato del Señor: “haced esto en memoria mía”.

Desde los inicios, la Iglesia ha sido consciente que no se trataba de una representación, ni siquiera sagrada, de la Cena del Señor: no habría tenido ningún sentido y a nadie se le habría ocurrido “escenificar” – más aún bajo la mirada de María, la Madre del Señor – ese excelso momento de la vida del Maestro. Desde los inicios, la Iglesia ha comprendido, iluminada por el Espíritu Santo, que aquello que era visible de Jesús, lo que se podía ver con los ojos y tocar con las manos, sus palabras y sus gestos, lo concreto del Verbo encarnado, ha pasado a la celebración de los sacramentos”

Así explica el Romano Pontífice, con imágenes profundas, la realidad de la Liturgia como la acción de Cristo, encarnada en esa comunidad que es el “Pueblo de Dios”. El pasado 29 de junio, durante la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco publicó una Carta Apostólica sobre la Liturgia. El documento lleva por título “Desiderio Desideravi”, y lo toma a partir del pasaje fundamental de Lc.22,15 “Ardientemente he deseado comer esta Pascua con ustedes, antes de padecer”. Este documento no da normativas, sino más bien quiere reflexionar para entender el sentido de la Liturgia, usando unas expresiones muy bellas y bien logradas, como las que leímos al comienzo, para contemplar la belleza y la verdad de la celebración cristiana. Para poder lograrlo, debemos redescubrir día a día el sentido teológico de la Liturgia, que no es otra cosa que “el ejercicio del Sacerdocio de Cristo revelado y entregado a nosotros en su Pascua, presente y activo hoy a través de signos sensibles (agua, aceite, pan, vino, gestos, palabras) para que el Espíritu (…) transforme toda nuestra vida”. 

En esta primera parte, elegí tres puntos para caminar junto al pensamiento del Papa y reflexionar nuestro actuar en la Liturgia. En una próxima entrega quizá podamos pensar algunas consideraciones prácticas que Francisco nos ha dejado en la carta. 

“La Liturgia nos garantiza la posibilidad de ese Encuentro. No nos sirve un vago recuerdo de la última Cena, necesitamos estar presentes en aquella Cena, poder escuchar su voz, comer su Cuerpo y beber su Sangre: le necesitamos a Él. En la Eucaristía y en todos los Sacramentos se nos garantiza la posibilidad de encontrarnos con el Señor Jesús y de ser alcanzados por el poder de su Pascua.” (n.11)

Si no reconocemos la centralidad de la Liturgia en nuestras vidas, vacíos se vuelven todas las demás muestras de piedad, los apostolados, los ministerios. Es que no sólo es un recuerdo de lo que pasó, una actuación, sino que es la acción misma de Cristo. Cuando vemos al sacerdote caminar hacia el altar, es Cristo el que camina, cuando la asamblea canta, es Cristo el que canta, cuando el sacerdote reparte la comunión, es Cristo el que se reparte, y cuando salimos todos del Templo, es Cristo mismo quien sale al mundo. 

“Seamos claros: hay que cuidar todos los aspectos de la celebración (espacio, tiempo, gestos, palabras, objetos, vestiduras, cantos, música, …) y observar todas las rúbricas: esta atención sería suficiente para no robar a la asamblea lo que le corresponde, es decir, el misterio pascual celebrado en el modo ritual que la Iglesia establece. Pero, incluso, si la calidad y la norma de la acción celebrativa estuvieran garantizadas, esto no sería suficiente para que nuestra participación fuera plena.” (n.23)

Es por lo dicho anteriormente que tenemos que cuidar cada aspecto de la celebración, pero “no es la búsqueda de un esteticismo ritual, que se complace sólo en el cuidado de la formalidad exterior de un rito, o se satisface con una escrupulosa observancia de las rúbricas” ni  para librarnos de esto caer en “la actitud contraria que confunde lo sencillo con una dejadez banal, lo esencial con la superficialidad ignorante, lo concreto de la acción ritual con un funcionalismo práctico exagerado.”  

“Es necesario encontrar cauces para una formación como estudio de la Liturgia: a partir del movimiento litúrgico, se ha hecho mucho en este sentido, con valiosas aportaciones de muchos estudiosos e instituciones académicas. Sin embargo, es necesario difundir este conocimiento fuera del ámbito académico, de forma accesible, para que todo creyente crezca en el conocimiento del sentido teológico de la Liturgia –ésta es la cuestión decisiva y fundante de todo conocimiento y de toda práctica litúrgica–, así como en el desarrollo de la celebración cristiana.” (n.35)

Creo que esto puede ser tema para un solo artículo completo. Considero que la formación litúrgica tiene dos grandes pilares. Por un lado, el conocimiento teórico que viene del estudio sistemático. Necesitamos profundizar quizá en la manera cómo estamos llevando a cabo esta tarea para brindar a todos un conocimiento que sirva de base para vivir mejor lo que celebramos. Por otro lado, el conocimiento que emana de la misma práctica, una práctica que busca encontrar en cada uno de los gestos a ese Cristo encarnado en la historia que por amor se nos dona. No podemos limitarnos a conformarnos con uno de los dos o caer en la exaltación de uno sobre el otro. 

En el próximo artículo continuaremos exponiendo algunos puntos más de esta carta del Papa sobre la Liturgia. Te recomiendo que la leas completa porque de verdad, no tiene desperdicio.

 

por Luis Romero

Profesor en Ciencias Sagradas

"Solo vive en Dios, un día a la vez"
Buscar el Cielo, con los pies sobre la tierra