Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, para el domingo de Pascua
El primer día de la semana de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba y le dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto» (Jn 20,1-2). Se armó la confusión, todos corrieron; el sepulcro estaba vacío, las vendas tiradas en el piso, junto al sudario que había cubierto su cabeza. Todavía no habían comprendido que según las Escrituras, Él debía resucitar de entre los muertos.